martes, 30 de septiembre de 2008
Adela, las risas y la espera
En el café "Las tres Lucías", Adela mira a la Lucía que fue, se devuelve a sí misma (o a su personaje) una sonrisa, mientras esa Lucía del pasado le responde (a ella, a todos nosotros) con esa furia contenida en la mirada, una mirada que siempre será en blanco y negro. Nos cuenta la historia de por qué el sombrero, por qué la toalla, por qué Humberto... Han pasado los años, pero el magnetismo no se le ha borrado del rostro.
En la noche primera del Festival, es la invitada estrella. Pero luego de las primeras proyecciones, de la cena, de la fiesta, somos también unos cuantos los que, rendidos luego de tanta emoción junta, queremos regresar a Holguín. Nos indican que una guagua, aparcada cerca de la Plaza, saldrá de Gibara en menos de media hora. Sergi y yo vamos para allá. Entre las personas que ya esperan sentadas dentro de la guagua, está Adela. El cansancio no le ha quitado la elegancia. Y entonces conversamos. Y esperamos. Y seguimos conversando. Y esperamos. El chófer espera instrucciones de alguien del Festival para partir de una vez hacia Holguín. Enciende el motor. Lo apaga. Y esperamos. En la radio suenan unos boleros. Adela, aunque exhausta, se pone a cantar, añorando romántica quién sabe qué momentos. Sergi ya se ha fumado varios cigarrillos en la calle. Algo ya nos dice que esto tendrá "pa' largo". Él decide ir a comprar una botella de ron. Y entre risas, lo tomamos sentados en el bordillo de la acera. Una asistente al Festival (¿sueca?¿alemana?) pasa de tanto en tanto por la cuadra donde está la guagua, baila a un ritmo que sólo ella escucha en su mp3, haciendo eses de una acera a la otra. Algunos ya duermen dentro del bus. Bromeando, le digo a Adela que cómo es posible que la tengan así esperando, a ella, la invitada de honor del Festival. Se ríe, con una risa que tiene el mismo poder de imán que su mirada. Las farolas de la calle iluminan su abundante cabellera.
Algún momento de esa noche y más de media botella de ron después, partimos, finalmente, rumbo al Hotel Pernik. Pero en esa esquina de Gibara se quedaron las risas, la espera, los brindis, suspendidos en el tibio aire de esa noche, impregnados de esa eternidad que sólo mujeres como Adela son capaces de desprender.
domingo, 28 de septiembre de 2008
La primera vez
¡Córdoba, Argentina, presente en el Festival!
Desde la Plaza (mi primera visión de la Iglesia y del Cine Jibá), caminamos hasta la Casa de Cultura. Los organizadores del Festival estaban afanados con los preparativos para el desfile y la ceremonia inaugural. En el patio, pleno de luz, de gente, de expectativas, entramos en otra dimensión. Quienes habían conocido a Sergi en el pasado Festival corrieron enseguida a darle un abrazo; Yuri Sosa y Daykel Angulo, los chicos de TV Gibara, se pusieron a charlar con nosotros, deseosos por saber quiénes éramos, de dónde veníamos, cómo estaba la cosa "allá afuera". Arsenio Valdés y otros poetas, pintores y artistas gibareños nos decían qué era lo que no debíamos dejar de ver en nuestra visita. La alegría que suscitaba nuestra llegada era palpable, en la sonrisa sincera y en el abrazo sentido. Contemplando los coloridos azulejos, le di la razón a Sergi. No hacía ni una hora que estábamos allí, pero ya me sentía como en casa.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Anoche, en Casa América Catalunya, los profesores de la Universidad de La Habana e investigadores del Centro de Estudios de la Economía Cubana, Juan Triana y Omar Everleny Pérez, disertaron sobre las perspectivas internas y la inserción internacional de la economía cubana. Antoni Travería, director de Casa América Catalunya, habló sobre Gibara y de la imperiosa necesidad de ayudar al pueblo cubano en la difícil situación que atraviesa.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
martes, 23 de septiembre de 2008
RECONSTRUYENDO GIBARA
Mediante este blog queremos hacer un homenaje a la Gibara que conocimos nosotros, los extranjeros que llegamos a la Villa Blanca de la mano de Humberto Solás, los que en Gibara hicimos más que amistades, hicimos familia; los que, en suma, nos sentimos gibareños de corazón. La "Soberana de los ensueños" despertará de este mal sueño, y volverá a ser la que antes era, con la ayuda de todos.